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La contabilidad del cambio climático es un enfoque crítico que cobra relevancia para las empresas de Centroamérica, dada la creciente presión de inversores, reguladores y consumidores por mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Según el informe de 2021 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, la actividad humana ha aumentado significativamente las emisiones de CO2, causando fenómenos climáticos extremos. En Centroamérica, esto se traduce en vulnerabilidad frente a eventos como huracanes, inundaciones y sequías, que afectan tanto a la población como a las operaciones comerciales.

Las empresas de la región, especialmente las que participan en cadenas de valor globales, se ven cada vez más presionadas a reportar y reducir sus emisiones de GEI. Aunque el reporte ambiental, social y de gobernanza (ESG) se ha convertido en una norma en muchas organizaciones, la falta de estandarización y precisión en estos informes limita su efectividad. La tendencia actual hacia “lavado verde”, donde las empresas destacan selectivamente métricas que las favorecen, ha generado escepticismo sobre la autenticidad de estos esfuerzos.

Un enfoque sugerido es que las empresas en Centroamérica adopten métricas específicas y auditables centradas en las emisiones de GEI.

Las emisiones de alcance 1, que son directas de la empresa, son las más fáciles de medir y relevantes en industrias intensivas en carbono como el sector energético y el agrícola. Las emisiones de alcance 2, relacionadas con la energía adquirida, y alcance 3, derivadas de la cadena de suministro y el uso de los productos, representan desafíos mayores en la región debido a las limitaciones de infraestructura y rastreo.

Sin embargo, es fundamental que las empresas aborden estas emisiones para lograr una medición integral de su impacto ambiental.

La implementación de un sistema de contabilidad de “responsabilidad electrónica”, inspirado en principios contables tradicionales y potenciado con tecnologías como blockchain, podría mejorar la precisión y transparencia de los informes. Este sistema permite rastrear y transferir las emisiones a lo largo de toda la cadena de valor, evitando la duplicación y permitiendo una asignación clara de responsabilidades. En este modelo, cada etapa de la cadena de valor reporta las emisiones generadas, que luego son transferidas a la siguiente etapa, haciendo visible el impacto ambiental acumulado en cada producto final.

Para las empresas en Centroamérica, este tipo de contabilidad ofrece múltiples beneficios, como la posibilidad de establecer métricas de materialidad específicas para los GEI, independientemente de su impacto financiero. Esto también contribuye a reducir los incentivos para manipular los informes, ya que cualquier subestimación de emisiones afectaría negativamente la imagen ambiental de la empresa ante sus consumidores y reguladores. Además, al alinearse con estándares internacionales, las empresas de la región pueden ganar competitividad en los mercados globales, donde la sostenibilidad es cada vez más valorada.

La adopción de estos sistemas no solo tendría un impacto positivo en la transparencia y en la responsabilidad ambiental de las empresas centroamericanas, sino que también podría facilitar futuras políticas de impuestos al carbono. Estos impuestos podrían aplicar tasas según las emisiones acumuladas en la cadena de suministro, desalentando indirectamente la subcontratación de procesos contaminantes. Sin embargo, la implementación de estos sistemas requiere de un esfuerzo colectivo, tanto del sector privado como de los gobiernos, para crear un entorno regulatorio y de infraestructura adecuado.

Al implementar un sistema de responsabilidad electrónica en sus informes, las empresas centroamericanas no solo contribuirán a mitigar el cambio climático, sino que también fortalecerán su resiliencia frente a los riesgos climáticos que afectan a la región. Además, esta acción mejora su posicionamiento ante los consumidores e inversionistas conscientes del impacto ambiental, creando una ventaja competitiva sostenible en el mercado actual.

Asumir la responsabilidad de nuestras huellas ambientales es, en esencia, el acto de reconciliar el progreso económico con la sostenibilidad de la vida misma; es entender que cada emisión es una deuda con el planeta y, en última instancia, con nuestro propio futuro.

Fuente The first rigorous approach to ESG reporting por Robert S. Kaplan y Karthik Ramanna

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