La vieja frase “a mayor riesgo, mayor ganancia” es una premisa que subyace en el corazón de la toma de decisiones empresariales, especialmente en un contexto desafiante como el de Nicaragua.
En esencia, el riesgo es la sombra que acompaña al potencial de crecimiento. Las empresas que se atreven a explorar lo desconocido, a invertir en circunstancias inciertas o a apostar por mercados no convencionales, son aquellas que abren la puerta a oportunidades excepcionales. Sin embargo, este no es un camino para los débiles de espíritu. Se requiere una visión que trascienda lo inmediato, una convicción que permita ver más allá de las amenazas presentes, y una valentía que no sucumba ante el temor de lo incierto.
En un país donde la adversidad es parte de la realidad diaria, la capacidad de asumir riesgos con una visión estratégica se convierte en una manifestación de una profunda comprensión de la naturaleza del crecimiento. Así, cada riesgo asumido no es una mera apuesta, sino una declaración de principios, un compromiso con la idea de que el verdadero progreso nace del coraje para enfrentar lo incierto y, a través de esa confrontación, descubrir el verdadero potencial de la empresa.
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Asesor Empresarial en Contabilidad, Impuestos y Negocios.

